domingo, 30 de diciembre de 2007

Sahara, responsabilidad histórica


Treinta años de violaciones de los derechos humanos en el Sahara Occidental no son suficientes para que España asuma su deuda histórica. La pasividad de la Comunidad Internacional y la poca efectividad de la ONU tiene como consecuencia una situación de inestabilidad que afecta a todo el Magreb. Las negociaciones directas entre Marruecos y el Frente Polisario, bajo la tutela de Naciones Unidas iniciadas en Junio del presente año, parecen no dar su fruto.
Tres cuartas partes del Sahara Occidental están ocupadas por Marruecos. Hace más de 15 años que la ONU asumió la responsabilidad de buscar una solución pacífica al conflicto. También estableció su Misión para el Referéndum en el Sahara Occidental (MINURSO) que supervisa el alto el fuego y dirige un referéndum que pretende permitir a los saharauis decidir sobre el futuro de su territorio. Naciones Unidas anhela ayudar a las partes a "alcanzar una solución política justa, duradera y mutuamente aceptable que permita la autodeterminación del pueblo saharaui".
La resolución 1754 aprobada por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas el 30 de abril de 2007 inclina la balanza hacia el derecho fundamental del pueblo saharaui a la autodeterminación, recogido en la Carta de las Naciones Unidas. El Frente Polisario se sujeta al derecho de autodeterminación pero Marruecos sólo está dispuesto a negociar la autonomía. Mohamed VI, aseguró que la soberanía marroquí sobre el Sahara Occidental es "plena, perenne e inalienable". La ONU no debería tolerar este comportamiento de Marruecos, que tras Israel, es el país que más resoluciones de Naciones Unidas ha violado.
El control de las minas de fosfatos más ricas del mundo, los bancos de pesca y los yacimientos de gas y petróleo parecen justificar la discriminación y la represión del pueblo saharaui. Las manifestaciones de los jóvenes, que piden la autodeterminación, independencia y la protección de los recursos naturales, son reprimidas violentamente por las fuerzas de ocupación. Torturas, secuestros y detenciones son las principales muestras de persecución que padece este pueblo.
En un informe publicado por la Fundación France Libertés y la Asociación Francesa de Amistad y Solidaridad con los Pueblos de África (AFASPA), relativo a la explotación de recursos del Sahara Occidental de Marruecos, denuncia que España es el país más beneficiado por los recursos saharauis. El informe afirma que España es el socio económico más importante de Marruecos en Sahara occidental, en las áreas de los fosfatos, los recursos marítimos, o incluso la arena. Una postura contraria a la que debería adoptar: el compromiso político de rechazo a las violaciones de los derechos humanos.
En 1976, las fuerzas políticas de la democracia contrajeron un compromiso con el Frente Polisario tras la pasividad mantenida ante La Marcha Verde. Una estrategia de Marruecos cuya intención era anexionar los territorios del Sahara Occidental. Un proceso de descolonización inconcluso bajo la presión de los últimos coletazos del régimen, sirvió y sirve como justificación para que los sucesivos gobiernos españoles hayan ignorado nuestro compromiso histórico.
Sigue sin perfilarse una solución en el horizonte. La falta de voluntad política de las partes implicadas, la incapacidad de Naciones Unidas para resolverlo, y en menor medida, los gobiernos de la democracia española, son los principales obstáculos en este contencioso cuya víctima directa es el pueblo saharaui.
Naciones Unidas debería imponer la desmilitarización de los territorios ocupados. El Nuevo Plan Baker podría ser un punto de partida para un futuro acuerdo. La ONU debería obligar a cumplir todas las resoluciones y dejar atrás, al igual que los gobiernos democráticos, los intereses económicos que priman sobre los derechos fundamentales de un pueblo oprimido.

martes, 11 de septiembre de 2007

Medios de interpretación

Medios de comunicación. ¿Por qué se llaman así? Realmente median, hacen de intermediarios entre el mundo de las personas de vida pública y la gente de a pie. Muy probablemente si no existieran viviríamos bajo el velo de la ignorancia, siendo conscientes solamente de los que podemos ver y oír. Los medios de comunicación ven y oyen por nosotros, aquello que no tenemos a nuestro alcance. Nos comunican una realidad. El problema empieza cuando nos paramos a pensar que no comunican sino que interpretan, y que esa realidad tiene mucho menos de real de lo que creemos.

Aquí entra en juego la globalización, porque no olvidemos que el sistema mediático es el aparato ideológico de la globalización. Y tampoco olvidemos que el poder mediático es el segundo poder, siendo el primero el poder económico y financiero. En este punto comienza el gran dilema de la sociedad, o por lo menos, de esa parte de la sociedad, que puede ver más allá de su propia vida, y que, inevitablemente trata de resolver los problemas del mundo, sentado en una silla de cualquier café.


Antes de todo, les ruego, no me pongan etiquetas precipitadamente. Nos acecha esa globalización neoliberal, que supone de antemano una lucha. La lucha frontal del mercado contra la sociedad, lo privado contra lo público, lo individual contra lo social.

Inevitablemente, recuerdo las palabras de Eduardo Galeano, escritor, cuyos libros se han traducido a más de veinte idiomas y es una voz contra esa globalización neoliberal: “Por globalización se entiende ahora, la reducción de las relaciones internacionales y relaciones comerciales y financieras”. En definitiva, la creencia en la capacidad de los mercados para usar las nuevas tecnologías para resolver los problemas sociales de forma mucho mejor que cualquier vía alternativa.

Pero creo que la cuestión no radica en si los mercados tienen o no esa capacidad de resolver los problemas sociales. Realmente no se si la tienen, pero de lo que si estoy segura es que esos problemas sociales no son su prioridad. Vivimos en un capitalismo descarnado donde prima el capital; y ya es una cuestión etimológica, porque si el objetivo principal fuera la sociedad se llamaría socialismo.

El poder se traduce en dinero. En este neoliberalismo, “tanto tienes tanto vales”. ¿Estamos dispuestos a tolerar que se impongan los principios de la globalización en todos los países donde miles de personas se encuentran desprotegidas? Tenemos el viento en contra…el Estado se está debilitando por las privatizaciones.

lunes, 23 de julio de 2007

Acto de inauguración


La globalización ha pasado a formar parte de nuestro vocabulario. No es un término nuevo. Shakespeare ya utilizaba “the globe” como nombre de su teatro y como referencia a un mundo, que metafóricamente es como un globo.

Hablamos de una aldea global, en la que las telecomunicaciones y el intercambio no tienen límites. Pero no es lo único que carece de barreras: la avaricia está a la orden del día; provocando la deshumanización de la sociedad a nivel global. Nos estamos adentrando en una espiral que cumple rigurosamente el precepto de “tanto tienes, tanto vales”.

Esto es, la globalización neoliberal, “la lucha frontal del mercado contra la sociedad, lo privado contra lo público, lo individual contra lo social”.

No hagamos frente a la aldea global; luchemos contra la globalización neoliberal; contra un reparto cada vez menos justo y más excluyente; contra un sistema ideado por los poderosos, para los poderosos. Busquemos opciones, porque siempre hay otra alternativa.